jueves, 27 de agosto de 2009

CELOS ENTRE HERMANOS



La competencia entre hermanos siempre existió. Los psicólogos dicen que es común que existan celos entre ellos. Es más, hasta lo consideran saludable, ya que los ayuda a aprender a compartir y a convivir.

El problema está en el error que muchas veces cometen los padres en fomentar estos celos de una manera perjudicial para sus hijos.


Según los especialistas, la rivalidad entre hermanos es una condición inherente del ser humano. ¿Por qué se origina esta rivalidad? Por la lucha por el amor de los padres. Pero esta lucha por lo general se da sanamente, salvo que los padres compliquen el terreno.


Los padres -muchas veces sin darse cuenta- fomentan estos celos que pueden traer consecuencias negativas en sus hijos. Por ejemplo: el chico puede terminar siendo retraído, agresivo, con baja autoestima, egoísta y hasta falto de ambición.

El primer error y más significativo de todos es tener un hijo preferido y demostrarlo.


Otros errores pueden ser por ejemplo decirle a un chico que está en lugar de otro hijo que murió antes de nacer, o permitirle a dos hermanos que peleen por la posesión de un juguete en vez de enseñarles a compartir y ser generosos.


Un error muy común que cometen los padres es darle siempre la razón a un mismo hijo. Cuando un chico se da cuenta de que poniéndose en el papel de víctima sale favorecido, lo más probable es que repita siempre ese papel.

También es perjudicial decirle a uno de sus hijos que está celoso de su hermano, porque al repetírselo continuamente lo más probable es que lo termine asimilando.



Otros errores comunes


· Tratar como un bebé al hijo menor aunque ya haya crecido. Esto provocará que los hermanos mayores sientan que su hermanito ocupa un lugar de privilegio dentro de la casa.


· Remarcar lo positivo de un hijo y lo negativo del otro. Esto puede hacer que uno de los dos se sienta más valorizado que el otro.


· Otro error lo cometen los abuelos al elegir a un nieto preferido. Esto puede hacer que le hagan mejores regalos a uno que a otro.


· Intentar incentivar a sus hijos mostrándole lo que hizo su hermano. Esto hace que el chico deje de hacer algo al no sentirse tan competente como su hermano.



· Cuando los padres le asignan a sus hijos una característica propia. Por ejemplo decirle a uno de sus hijos “a vos te gusta lo mismo que a mí”, por lo que su hermano se sentirá desvalorizado al no entrar en ese círculo que forman su padre y su hermano.



¿Cómo atenuar el síndrome del destronado?



Así lo llaman los psicólogos a lo que sienten los niños al saber que van a tener un hermano. No importa la edad que tengan, pueden tener 2 u 11 años, igual van a sentir lo mismo.


A continuación le brindamos algunos consejos para atenuar este síndrome:


· Preparar al chico diciéndole que se lo va a querer igual y que no perderá ningún privilegio.


· Leerle historias que traten sobre la llegada de un hermanito y resaltarle lo bueno de esto.


· Trabajar sobre el control de las emociones. Jugar a poner cara de enojado, cara de bronca y cara de contento. Y pedirle que cuando nazca su hermano exprese su sensación con una cara. Esto ayudará a decir qué le está pasando. Es preferible que se exprese de esa manera y no pataleando o con otras actitudes agresivas.


· Mostrarle fotos de cuando él era bebé, mostrarle cuándo la madre estaba embarazada de él. Esto ayuda a mostrarle que él tuvo la misma atención antes de nacer que la que ahora ocupa su hermano.


· No hacer grandes cambios, como por ejemplo cambiarlo de cuarto.



Para cuando haya nacido su hermano se recomienda:



· Respetar las mismas rutinas que tenían y seguir llevándolo adonde siempre se lo llevaba. Que no sienta que su hermano le está quitando tiempo y lugar.


· Aumentar la demostración de afecto. Valorar todo lo que haga.


· Buscarse espacios para quedar a solas con él.


· Fomentar la buena relación con su hermano. Darle un lugar importante, por ejemplo decirle que él es el encargado de cuidar a su hermano menor o de enseñarle algo.

viernes, 21 de agosto de 2009

Ser mamá después de los 35 años



Las mujeres sanas de 35 años y las que ya han pasado los 40 usualmente tienen embarazos sanos. Si surge algún problema, por lo general puede tratarse con éxito.

Las mujeres mayores de 35 años tienen un riesgo mayor de:

Problemas de fertilidad
Alta presión arterial
Diabetes
Embarazos múltiples (gemelos/mellizos o más)
Aborto espontáneo
Placenta previa, una condición en donde la placenta está en el lugar incorrecto y cubre el cuello uterino
Parto por cesárea
Parto prematuro
Nacimiento de un bebé sin vida
Un bebé con un trastorno genético
Dado estos riesgos para las mujeres mayores de 35 años, el cuidado prenatal es muy importante.

Qué puede hacer:

No importa su edad, vea a su proveedor de cuidado de salud antes de tratar quedar embarazada. Esto muy importante si usted:


Tiene una condición crónica, como la diabetes, un trastorno de convulsiones o alta presión arterial.

Toma medicamentos a largo plazo

Si no se las controla, algunas condiciones médicas pueden causar riesgos para usted y para su bebé.

Si tiene más de 35 años y no queda embarazada después de intentarlo durante seis meses, consulte a su médico. A las mujeres mayores puede resultarles más difícil quedar embarazadas, ya que la fertilidad se reduce con la edad. En muchos casos, la infertilidad puede tratarse.

Los cuidados prenatales son importantes

Los cuidados prenatales son particularmente importantes para las mujeres de más de 35años debido a que:

Tienen más probabilidades de tener alta presión arterial y diabetes por primera vez durante el embarazo.

Pueden escoger realizarse la prueba para el síndrome de Down.
Hábitos saludables
Para reducir los riesgos durante el embarazo:

Coma alimentos saludables
Aumente una cantidad saludable de peso
Haga ejercicio (con la aprobación de su médico)
No beba alcohol, no fume y no consuma drogas ilegales
Absténgase de tomar cualquier medicamento o suplemento a base de hierbas sin consultar antes a su médico
Pruebas prenatales
Consulte a su profesional de la salud sobre las pruebas prenatales para usted. Por ejemplo, el análisis de la sangre materna puede ser recomendada a las mujeres de 35 años o más.

Por lo general, los resultados de esta prueba se obtienen en aproximadamente una o dos semanas. La mayoría de las mujeres que se realizan pruebas prenatales reciben la buena noticia de que su bebé está bien y la tranquilidad que les brindan los resultados.

jueves, 13 de agosto de 2009

LOS GASES EN LOS BEBES



Durante los primeros meses de vida, casi todos los bebés sufren gases. Es uno de sus peores males. Los nervios hacen que aumenten, sobre todo cuando se alimentan, esto hace que sufran un episodio de llantos de hasta dos horas de duración.

Si nuestro bebé sufre exceso de gases, necesitamos conocer la causa, para ello debemos visitar al especialista. Hay modos de prevención para aliviar los gases del bebé. En las tomas es normal que trague aire, pero debemos procurar que sea el menos posible, para ello debemos darle el pecho o biberón tranquilamente, sin nervios y si no quiere, no forzarle.

Si toma biberón debemos procurar mantener el recipiente en posición vertical para que no entre aire en la tetina. Si toma el pecho, hay que asegurarse de que la tetina tenga el agujero del tamaño adecuado. Si fuera demasiado grande, saldría demasiada leche y el bebé podría atragantarse, y si es demasiado pequeña, tendrá que esforzarse más al succionar y tragará más aire.

Una vez que nuestro bebé ha terminado la toma, conviene que eructe y le debemos ayudar, pero hay que tener en cuenta, que si el bebé es propenso a los gases, debemos provocar el eructo en mitad de la toma y al finalizar.

A veces el eructo tarda en salir, pero no hay que insistir, en ocasiones no es necesario. Las mejores posturas para ayudar a nuestro bebé a eructar son: tumbado el bebé boca abajo, sobre nuestras piernas proporcionándoles suaves golpes en la espalda. También es efectivo sentarlo encima de nuestras piernas, ligeramente inclinado hacia delante, sujetándolo por su tórax y cuello con una mano y frotándole la espalda con la otra. También se le pueden dar ligeras palmaditas.

La manera más común de hacerlo es en brazos, apoyando al bebé sobre nuestro pecho, en posición vertical y su cabeza a la altura de nuestro hombro. Con unas suaves palmaditas en la espalda, el eructo saldrá.

En el caso de que nuestro bebé sufra gases, debemos intentar calmarle el dolor, ya que no existe medicamento que le podamos proporcionar, debemos utilizar estos remedios: unos masajes circulares en la tripa con las dos manos, en el sentido de las agujas del reloj y sin el pañal.

Cogerlo en brazos boca abajo con una mano en su tripa para darle calor y balancearlo despacito. Los movimientos rítmicos le aliviarán. En ocasiones funcionan algunas hierbas suaves en infusión, pero esto debemos consultarlo con el pediatra.

Mucha paciencia y no ponerse nervioso es lo primordial, nuestro bebé está sufriendo, pero somos nosotros los que tenemos que procurar calmarlo y conseguir su bienestar.

lunes, 10 de agosto de 2009

EL ERUCTO EN LOS BEBÉS



El eructo es la expulsión, por la boca, de los gases que el bebé acumula en el estómago si ha ingerido aire durante las tomas. Esta acción es mucho más frecuente en los bebés alimentados con biberón que en los que toman lactancia materna. En muchas ocasiones, esto es debido a que las tetinas tienen unos orificios que no son del todo adecuados para la correcta succión del bebé, favoreciendo la ingestión de aire constantemente.

No obstante, si el recién nacido se alimenta de leche materna, es más difícil que trague aire, aunque no se descarta si está mal agarrado al pezón o no tiene bien colocados los labios.

Es por lo comentado anteriormente, que debemos poner al bebé a eructar entre toma y toma para que expulse todo el aire que haya podido tragar; pues su alimentación se puede ver dificultada por la enfermedad por reflujo o regurgitaciones.

Nota: si el niño toma pecho, lo recomendable es ponerle a eructar al cambiar de mama, si toma leche de las dos; si sólo toma leche de una de ellas, calcularemos la mitad del tiempo que esté mamando.

Una idea que obtenemos de lo anotado, es que cada niño tiene su propio ritmo particular y, dependerá de sus hábitos alimenticios, que le propiciemos la expulsión de gases de una u otra manera.

Tenemos que tener en cuenta que los gases producen mucha inquietud en el bebé, es por ello por lo que debemos observarle para saber si requiere de nuestra ayuda. Recordemos que tienen que aprender a eructar, tal y como lo hacemos los adultos. Este acto se adquiere con el tiempo, pero al principio, incomodan bastante la quietud del recién nacido.

EMBARAZO Y BEBE Headline Animator